El alimento principal de los tiburones lo constituyen los
peces carnívoros, que son los que consumen a los peces herbívoros, más
pequeños. Estos herbívoros, a su vez, se alimentan de gran parte de las algas que
crecen sobre los arrecifes de coral. Un número excesivo y descontrolado de
algas es perjudicial para los corales, debido a que las algas crecen sobre los
corales y limitan su crecimiento.
Según lo anterior, los tiburones son el nivel trófico superior de una compleja cadena trófica. En condiciones normales, el número de peces carnívoros está limitado por la acción trófica de los tiburones sobres ellos. De esta forma, los peces herbívoros pueden proliferar en cantidad suficiente como para que su número limite el efecto de las algas sobre los corales.
En las últimas décadas, sin embargo, a comenzado a producirse
un fenómeno distinto. La pesca de tiburones se ha incrementado de manera
desmesurada, principalmente por la explotación de las aletas de tiburón. Esta
sobrepesca de tiburones ha llevado a una inversión en el equilibrio natural de
la cadena trófica. El mecanismo es el siguiente: un menor número de tiburones
permite la proliferación de peces carnívoros muy por encima de sus valores
normales. La consecuencia de este incremento de peces carnívoros es la
reducción de los peces herbívoros, que ahora se encuentran en cantidad
insuficiente para frenar el crecimiento de las algas. Finalmente, los corales
se reducen debido a que un exceso de algas limita su crecimiento.
Este ejemplo ilustra con claridad el papel fundamental de
los tiburones como reguladores del equilibrio natural de los océanos.
Biología hecha Fácil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario